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16 Entonces la esposa de Sansón se tiró sobre él llorando, y le dijo:

―¡Me odias! ¡En realidad no me amas! Le propusiste a mi pueblo una adivinanza, pero no me has dicho la solución.

―Ni siquiera se la he dicho a mis padres —replicó él—; ¿por qué habría de decírtela a ti?

17 Pero ella le lloró los siete días que duró el banquete, hasta que al fin, el séptimo día, Sansón le dio la solución, porque ella seguía insistiéndole. A su vez, ella fue y les reveló la solución a los de su pueblo.

18 Antes de la puesta del sol del séptimo día los hombres de la ciudad le dijeron:

«¿Qué es más dulce que la miel?
¿Qué es más fuerte que un león?»

Sansón les respondió:

«Si no hubierais arado con mi novilla,
no habríais resuelto mi adivinanza».

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